El terrario para pogona -también llamado dragón barbudo (dragäo barbudo)- debe tener unas características especiales, ya que se trata de un reptil semiarborícola. No te alborotes; está todo controlado. Porque tenemos lo que buscas.
¿Por qué comprar un terrario para pogona o dragón barbudo?
Tu pogona o dragón barbudo debe disfrutar de un hábitat -un terrario– con suficiente espacio y ventilación. También resulta imprescindible tener una fuente de calor… porque es imprescindible.
El terrario necesitará más longitud y anchura que altura. En pocas palabras, cuanto más grande sea, más a gusto estará tu pogona o dragón barbudo.
Proporciónale escondites, piedras… Existen sustratos especiales para ello. Intenta reproducir un ambiente desértico y será feliz. La decoración es muy importante y no debes descuidarla, pero cuidado con los sustratos que escojas. Algunos pueden ser ingeridos por tu saurio… y eso es un mal asunto.
La temperatura del terrario nunca deberá bajar de los 20º y nunca superar los 45º; así vivirá genial y evitaremos las quemaduras. Lo mejor es utilizar pantallas de luz -imitan la noche y el día por ciclos- porque son animales diurnos.
Curiosidades sobre las pogonas o dragones barbudos
Los dragos barbudos son omnívoros (comen insectos, fruta y verdura). Son reptiles ovíparos. Y juntar dos machos de pogona o dragón barbudo en un mismo terrario es un error por su agresividad y territorialidad.
Pueden llegar a vivir hasta 15 años. Los machos alcanzan un tamaño de 60 centímetros y llegan a pesar 500 gramos. Cambian de color según su estado de ánimo, y su barba se hincha y vuelve negra cuando se siente amenazado.
Las pogonas o dragones barbudos también tienen problemas de salud, siendo la aparición de parásitos el más común de ellos. Limpia regularmente el terrario y lo evitarás.
¡Ah, se me olvidaba! Los ejemplares machos también vuelven negra su barba cuando se excitan en presencia de una hembra.
Las pogonas o dragones barbudos son bastante dóciles y glotonas. No es extraño que terminen comiendo de tu mano. Es cuestión de acostumbrar a la mascota.